viernes, 5 de marzo de 2010

Ellos y yo

Cuando trabajo con niños autistas, muchas veces me pregunto: ¿logro entrar en su mundo?,
¿ soy alguien para ellos o me verán como un objeto más?, ¿les llegan mis palabras? ...

Su dificultad para contactar con la mirada, el rechazo al contacto corporal, el constante deambular generalmente alejándose, son obstáculos muy potentes en el puente de la comunicación interpersonal.
Yo igual… sigo con mi trabajo, busco acercarme, los abrazo, los miro, trato de entender lo que quieren, les sonrío, les pongo límites cuando se hace necesario, quiero “estar” con ellos.
La mayoría de las veces parece que todo el esfuerzo es de mi lado y ellos…siguen en su mundo.

Con el tiempo, más de una vez comprobé que no es tan así.

Mi queridísima Virginia, el día que dejó el tratamiento cuando tenía doce años me dio de regalo un dibujo con una frase escrita:“doce rosas para Eli”.

Mi galán, Santiago, al volver de las vacaciones y ver a su madre comprando lo útiles para la escuela, le dijo : “Tenés que ir con Eli”.

Mi brillante Illia, el día de su cumpleaños de 15, al bailar el vals con ella me dijo: “Eli, la que me enseñó a hablar”.

Cada uno de ellos me demostró que SI logré entrar en su mundo, que no me ven como un objeto y que mis palabras les llegan…y eso…me hace feliz.