martes, 26 de mayo de 2015

Fonoaudióloga y a mucha honra!

No soy doctora, no soy maestra, no soy psicóloga ni asistente social, pero de todo eso tengo un poquito porque cuando estoy con mis pacientes, necesito contar con herramientas, gestos, actitudes, pensamientos que tienen que ver con alguno o muchos de estos títulos.
De ninguna manera podría decir que mi trabajo es aburrido, por el contrario, apela constantemente a mi creatividad y eso hace que mi cabeza ande a mil por hora cuando tengo un desafío enfrente. 
Niños, jóvenes y adultos, todos por igual, desencadenan en mi un festival de sinapsis que obligan a mi cerebro a activarse de manera tal que en un mapeo cerebral, se vería tan  multicolor como un mural de Pollock.

26 de Mayo, en Uruguay es el día del Libro y también el Día del Fonoaudiólogo, y como suelo hacer asociación de ideas, hace varios años, un día de abril, se me ocurrió algo.Llamé a la escuela a la que concurrí allá por los '68-'70 y solicité permiso a la directora, como ex alumna, para hacer una visita  y llevar un regalo con motivo del día del Libro. El nexo era una maestra compañera de trabajo que estaba haciendo una pasantía ahí mismo.Intenté ubicar a compañeros de clase de aquella época . Los convoqué a donar libros para la escuela. Por mi parte me ocupé de seleccionar los de mi biblioteca con el mismo fin. La idea era que juntos los fuéramos a entregar. Pocos respondieron a mi pedido...pero algunos me hicieron llegar.
No me desanimé, el 26 de mayo busqué una caja grande en la que entraran los libros que había logrado juntar, la forré con papel celofán y le hice un gran moño. Tomé un taxi con el gran paquete y al llegar a la escuela me indicaron que me dirigiera a determinado salón. Era uno de los salones en los que yo había estado cursando el año escolar! Un grupo de niños, padres y maestros me esperaban sonrientes y algo expectantes...
Lamenté estar sola frente a todas esas personas, no era la idea, pero de todos modos me animé y me presenté. Llevé algo para leer a modo de rompe hielo.


               LOS LIBROS SON NUESTROS AMIGOS

Los libros  tienen tapa.....como las ollas!!!!!!!!!
Los libros tienen hojas.....como los árboles!!!!!!!
Los libros tienen lomo....como los caballos!!!!!!
Los libros tienen muchísimas letras.......como el abecedario !!!!!!
 
Desde las primeras etapas de nuestra vida ellos nos acompañan con diferentes fines, para estimularnos,  para entretenernos,  para dormirnos....y  para  aprender.
Las letras forman palabras, las palabras forman oraciones , las oraciones forman los párrafos y de a poquito se va  armando una historia, un cuento , un relato, que muchas veces nos divierte,  otras nos hace reír, a veces nos hace llorar y otras veces nos aburre hasta hacernos bostezar.
Eso es lo bueno de los libros....que hay para todos los gustos....como los helados!!!!
Todos los libros “viven” en algún lugar,  los que quieren estar con todos sus compañeros se paran uno al lado del otro en la biblioteca,  los tímidos y vergonzosos se esconden en un cajón, los mimosos se quedan sobre la mesita de luz , cerca de nuestra cama para no estar solos de noche y los valientes que no se marean suben a los estantes de la pared.
A ellos no les gusta estar mucho tiempo solos, quieren que los cuidemos, que los acariciemos, que les saquemos la tierra y los abramos para hacerles cosquillas a todas las páginas de su interior, las que están llenas de palabras que pacientemente esperan  ser leídas.
Es lindo prestar a estos “ amigos ” porque es una forma de compartir con quienes queremos algo que en algún momento nos divirtió, nos enseñó, nos acompañó  y tal vez hasta nos aburrió...Pero, no olvidemos que también es muy importante devolverlos a su dueño porque ellos  quieren y deben volver a  “su lugar”, en aquella biblioteca, en aquel cajón, en el estante o en la  mesita de luz.
Si todos prestamos y devolvemos a nuestros amigos “ los libros ”, ellos serán como viajeros que van de casa en casa , ayudando a las personas a divertirse, a pensar, a estar más informadas, a saber más.

No importa si leemos en voz alta o bajita, si leemos despacio o rápido, lo que importa es tratar de leer porque así podremos aprender. 


De pronto miré por la gran ventana y vi a un señor muy mayor arrastrando un carrito que se acercaba a la entrada de la escuela. Un momento después apareció en el umbral de la puerta de clase. Preguntó por Elizabeth, al presentarme me dijo: "Soy le papá de Angelita, tu compañera de clase", ella no pudo venir y me pidió que te alcanzara esto". 
Desde aquellos años nunca más había vuelto a ver a Angelita, pero ese día, como un ángel hizo su aparición en forma de hermosas colecciones y volúmenes clásicos. 
Lo abracé con mucho cariño y juntos comenzamos a repartir a esos nuevos amigos que llegaron a la clase, con sus lomos, tapas, hojas y miles de  palabras. 
Las sonrisas y la algarabía llenó el salón y mi corazón explotó de alegría.

Soy una fono cuentera que anda por ahí...