La clase de preescolares de tres años estaba muy alborotada, así que la maestra decidió alterar la planificación del día. Se le ocurrió una idea para atraer la atención de los niños y calmarlos.
— Shhhhhh!!!!!!!!!!!!!!!!!!Silencioooo, necesito su ayuda, es muy importante —dijo proyectando la voz, sin gritar, para llegar a todos.
Al oírla, ellos la miraron asombrados porque esperaban un rezongo y no un pedido de colaboración.
— Recién miré los libros de la biblioteca y descubrí que faltan algunos amiguitos. Me parece que querían venir a conocer nuestra clase y se escondieron en algún lugar.
Tenemos que encontrar a Campanita que revoloteando tanto se salió del libro del País de Nunca Jamás. Escuchen con atención porque hace un ruidito muy suavecito y finito con sus alas que casi casi no se escucha.
— También hay que ayudar al rey León a encontrar a Simba que jugando en la selva con las mariposas se perdió y no sabe volver solo. Él lo llama con una voz fuerte y gruesa para que lo oiga desde lejos.
Apenas terminó de dar las instrucciones, los pequeños se dispersaron por todo el salón y comenzaron a imitar los sonidos de los diferentes personajes mientras la maestra les explicaba qué es un sonido agudo, uno grave, fuerte o suave.
Así, satisfecha, dio por cumplida la clase de educación musical que le tocaba dar el próximo lunes.
de la serie "sapos y princesas",n°2
jueves, 24 de septiembre de 2009
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Eli, al leer tu texto recordé mis tiempos de maestra de educación inicial ¡la magia de la voz!
ResponderEliminarNo pude resistir Eli!! Prefiero un millon de veces sapos y princesas que presupuestos!! Este particularmente me llevó a mi infancia!! A la època de jardín y a la maestra!!! Muy lindo, muy lindo ser niño!! Y poder creer, y soñar!! Precioso.
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