
Texto adaptado para personas con dificultad para pronunciar el grupo consonántico /dr/.
Aquí estoy, mirando y escuchando al majestuoso medidor del tiempo que se alza orgulloso en esta gran ciudad, mientras me pregunto: ¿vendrá Andrea desde la tierra de los druidas con sus características prendas drapeadas que siempre le resultaron tan cómodas y atractivas?, o cruzará el Atlántico rumbo a Madrid a visitar a sus padres a quienes hace años no ve.
Tengo ansias de compartir momentos únicos a su lado, para poder así conocer más sus sentimientos así como ver sus reacciones ante las sorpresas que nos da la vida.
¿Qué dirá al ver el vuelo coordinado y armonioso de las alondras y las golondrinas con sus colas ahorquilladas; o ante el sorpresivo hallazgo de un sigiloso drino camuflado en las ramas de los multicolores árboles del bosque?
Imagino su expresión al chocar sus dientes abruptamente contra la almendra central de un dulce y jugoso fruto drupáceo, mientras ve correr ágilmente a las liebres hacia sus escondidas madrigueras.
¿Podremos disfrutar de experiencias como éstas acompañándonos mutuamente....?, o tendré que contentarme con la monótona e insoportable compañía de los flemáticos hombres y mujeres que transitan aquí y allá, donde las damas de la realeza hasta duermen con sombreros, donde todos los días del año, con el mismo ritual, se realiza el cambio de guardia del Palacio Real , donde consternadamente todos recuerdan el dramático día en que la princesa dejó de pasear por las calles con su apariencia angelical.
La incertidumbre de su venida atraviesa mi corazón como el legendario río atraviesa esta empedrada capital.