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miércoles, 12 de abril de 2017

2 de abril AZUL

2 de abril de 2017, un domingo lleno de sol en el que la Plaza Matriz de la ciudad de Montevideo se tiñó de azul con la llegada de niños, padres, tíos, primos  abuelos y amigos. 
Al principio, cada pequeño grupo o familia, caminaba o tímidamente se ubicaba en un banco o cerca de la fuente en forma aislada. De a poco, los saludos, sonrisas y abrazos fueron el común denominador que permitió que muchos se reencontraran y otros se conocieran.
No eran tantos como se hubiese deseado, pero los que estuvieron, sintieron el apoyo y solidaridad de personas que, sin miedo, se acercaron y dijeron "presente" el día de concientización del Autismo.   
BUSCARON NUESTRAS MIRADAS Y LAS ENCONTRARON





jueves, 16 de abril de 2015

Un día AZUL

En Uruguay, el sábado 11 de abril, un grupo de personas nos reunimos en la Plaza Matriz de Montevideo para compartir una jornada de concientización sobre el Autismo. Estuvieron presentes integrantes de instituciones, padres, profesionales de salud y niños. 
Disfrutamos de un hermoso día de sol en el que el color AZUL vistió la plaza.
Se repartieron folletos, se le habló a la gente, se conocieron entre las familias y la música sonó con las voces de los niños que como imanes se acercaron a los micrófonos mientras los globos se elevaban al cielo.
Fue un día de fiesta! Ojalá el próximo año seamos muchos más y... no esperemos para hablar de AUTISMO al 2 de abril. Hagámoslo todos los días porque ellos necesitan que nos acerquemos sin miedo y con muuucho AMOR.












martes, 2 de abril de 2013

Día de concientización sobre el AUTISMO


Ellos no están totalmente aislados...si sabemos acercarnos nos regalan su sonrisa y...mucho más...

viernes, 2 de abril de 2010

Día Internacional del Autismo


Este corazón es para CADA UNO de los muchos que amo con Autismo. De ellos aprendo, con ellos comparto, a ellos me acerco. En la décima (o milésima) de segundo en que se cruzan nuestras miradas, siento que nos conectamos, que el caparazón que los envuelve se abre un poquito y me dejan entrar en su mundo.

viernes, 5 de marzo de 2010

Ellos y yo

Cuando trabajo con niños autistas, muchas veces me pregunto: ¿logro entrar en su mundo?,
¿ soy alguien para ellos o me verán como un objeto más?, ¿les llegan mis palabras? ...

Su dificultad para contactar con la mirada, el rechazo al contacto corporal, el constante deambular generalmente alejándose, son obstáculos muy potentes en el puente de la comunicación interpersonal.
Yo igual… sigo con mi trabajo, busco acercarme, los abrazo, los miro, trato de entender lo que quieren, les sonrío, les pongo límites cuando se hace necesario, quiero “estar” con ellos.
La mayoría de las veces parece que todo el esfuerzo es de mi lado y ellos…siguen en su mundo.

Con el tiempo, más de una vez comprobé que no es tan así.

Mi queridísima Virginia, el día que dejó el tratamiento cuando tenía doce años me dio de regalo un dibujo con una frase escrita:“doce rosas para Eli”.

Mi galán, Santiago, al volver de las vacaciones y ver a su madre comprando lo útiles para la escuela, le dijo : “Tenés que ir con Eli”.

Mi brillante Illia, el día de su cumpleaños de 15, al bailar el vals con ella me dijo: “Eli, la que me enseñó a hablar”.

Cada uno de ellos me demostró que SI logré entrar en su mundo, que no me ven como un objeto y que mis palabras les llegan…y eso…me hace feliz.

miércoles, 30 de diciembre de 2009

El arcoiris del Autismo



Tomé en préstamo este material para compartir con quienes estén interesados en el tema...deberíamos ser todos.

jueves, 17 de septiembre de 2009

La flauta mágica

Leticia se acomoda tranquilamente en el asiento de su escritorio y descansa un rato mientras espera a su próximo paciente. Se reclina sobre el respaldo al tiempo que sus ojos recorren el consultorio, sus libros en la biblioteca, el mueble con los coloridos juguetes a la vista, el espejo, el rincón de juego, los instrumentos musicales.

Detiene su mirada sobre la flauta que descansa en su erguido soporte, silenciosa, esbelta, quieta. Al verla toma conciencia de que hace mucho tiempo que no practica y teme haber olvidado las piezas aprendidas.

El reloj marca las siete de la tarde; ya es hora de que llegue Agustín, el niño nuevo de tan solo dos años y medio. Lo verá por primera vez, por eso lo citó a última hora, para poder tomarse el tiempo necesario para conocerlo.

_ Buenas tardes, ¿ se acuerda de mí ? Soy la mamá de Agustín.
_ Por supuesto, adelante, los estaba esperando-Leticia hace un gesto suave con su brazo
indicándole el rincón de juego para que dirija a su hijo hacia ahí.
_ ¿Lo dejo solito? –pregunta la madre algo nerviosa.
_ Si no reclama, ni llora, déjelo, quiero conocerlo– Leticia la calma con una sonrisa dándole a
entender que puede manejar la situación.

Agustín no demuestra ansiedad frente a la separación de su madre.


_ Entonces...espero afuera. Me siento acá cerquita por cualquier cosa... ¿le parece bien?
-pregunta la mamá inquieta.
_ Está bien, quédese tranquila, dejo la puerta entreabierta.

Comienza la sesión, Leticia observa a Agustín quien parece estar muy lejos de ese lugar. Se muestra inquieto y resulta difícil captar su atención, evita la mirada, deambula sin sentido, realiza movimientos estereotipados de manos y piernas, tiene carita de angustia frente a todo lo desconocido, y produce un llanto quejoso permanentemente sin motivo aparente.

Lentamente y con voz calma, ella intenta establecer algún tipo de contacto con esa personita que está y no está a la vez, pero de repente, un cúmulo de movimientos y gritos incontrolables fluyen del pequeño cuerpo sin poder encontrar la calma. El llanto lo ahoga y suspira profundamente.

La madre, nerviosa, escucha a su hijo e impacientemente se incorpora queriendo irrumpir en la sala para ver qué pasa. En ese instante, una suave melodía llega a sus oídos y comprueba con asombro e incredulidad que Agustín deja de llorar y respira pausadamente.

Las notas de una flauta dulce han calmado a su hijo y en un instante le devuelven a ella la tranquilidad, dibujándose una leve sonrisa en su rostro. Admite para sí, con cierto recelo, que Leticia también sabe cómo tratar a Agustín. Una placentera sensación de alivio la colma.
Toma asiento nuevamente y continúa esperando. Sabe que su hijo está en manos de alguien que lo comprende...tal vez, tanto como ella.

Nota: imagen bajada de google. http://www.catedu.es/lapicero_digital/IMG/jpg/RW144_El-tocador-de-flauta-Posteres.jpg